#1
Una boda. Un viaje a España. El hombre más exasperante. Y tres días fingiendo.
O en otras palabras, un plan que nunca funcionará.
Catalina Martín, finalmente, no está soltera. Su familia se complace en anunciar que llevará a su novio americano a la boda de su hermana. Todos están invitados a venir y presenciar el evento más mágico del año.
Sin duda, ese sería el titular de mañana en el periódico local de la pequeña ciudad española de donde vengo. O el epitafio de mi lápida, al ver el giro que había tomado mi vida en el lapso de una llamada telefónica.
Cuatro semanas no era mucho tiempo para encontrar a alguien dispuesto a cruzar el Atlántico, desde Nueva York hasta España, para una boda. Y mucho menos, alguien ansioso por seguir mi farsa. Pero eso no significaba que estuviera lo suficientemente desesperada como para traer al dolor de ojos azules de 1,90 metros que tenía delante.
Aaron Blackford. El hombre cuya ocupación principal era hacer hervir mi sangre acababa de ofrecerse para ser mi cita. Justo después de meter la nariz en mis asuntos, llamarme delirante y llamarse a sí mismo mi mejor opción. ¿Ves? Indignante. Agravante. Sangre hirviendo. Y para mi total desesperación, también tiene razón. Lo que me dejó con un dilema hosco y extragrande en mis manos. ¿Valía la pena el sufrimiento de traer a mi colega y la perdición de mi existencia como mi novio falso a la boda de mi hermana? ¿O era mejor ser sincera y enfrentar las consecuencias de mi mentira inducida por el pánico?
Como diría mi abuela, que dios nos pille confesados.
#2
Rosie Graham tiene un problema. En realidad, unos cuantos. Acaba de dejar su trabajo bien pagado para centrarse en su carrera secreta de escritora de novelas de románticas. No se lo ha dicho a su familia y ahora tiene un terrible bloqueo de escritora. Además, el techo de su apartamento en Nueva York se le cae literalmente encima. Afortunadamente, tiene la llave de repuesto de su mejor amiga Lina mientras está fuera de la ciudad. Pero Rosie no sabe que Lina ya ha prestado su apartamento a su primo Lucas, a quien Rosie ha estado acechando -a falta de una palabra mejor- en Instagram durante los últimos meses. Lucas parece decidido a acudir a su rescate como un caballero español de brillante armadura. Solo que este se pasea por la casa en toalla, tiene una sonrisa que distrae y un acento irresistible. Ah, y él cocina.
Lucas se ofrece a dejar que Rosie se quede con él, al menos hasta que pueda encontrar una vivienda temporal asequible. Y entonces le propone un experimento extravagante para recuperar su musa literaria y cumplir su plazo: La llevará a una serie de citas experimentales destinadas a impulsar su inspiración romántica. Rosie no tiene nada que perder. Su tonto enamoramiento online está totalmente controlado, pero el tiempo que Lucas pasa en Nueva York tiene una fecha de vencimiento, y seis semanas pueden no ser suficientes, ya sea para ella o para su fecha límite.
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