#1
Un planeta en guerra. Dos alfas forzados a un matrimonio político. Atracción que desafía toda razón y lógica... ¿O no?
El Reino de Pelugia y la República de Kadar han estado en guerra durante décadas. La paz no es popular, pero el planeta no puede sobrevivir sin ella.
Obligado a casarse con un príncipe enemigo por el bien de la paz, al senador Royce Cleghorn no le gusta su marido, su olor alfa o sus malditos ojos azules. Más que nada, Royce odia en lo que Haydn lo convierte: un cliché alfa primitivo que hará cualquier cosa para marcar su territorio, incluso si ese territorio es su marido alfa. A Royce le gustan los omegas; no le gustan los alfas, no importa lo bonitos que sean sus ojos. Es solo un extraño instinto territorial. Tiene que ser.
El príncipe Haydn siempre ha tratado de ser el alfa perfecto que su padre quiere que sea. Él es el heredero del trono. Es un general de guerra. Se supone que no debe desnudarle la garganta a un alfa enemigo, y no se supone que se sienta tan bien. Todo el mundo sabe que un matrimonio entre dos alfas es una receta para el desastre. No se supone que anhele a su marido, su matrimonio es solo un arreglo político, nada más.
Pero cuando ocurra un desastre y se pongan a prueba las lealtades, ¿qué vínculo será más fuerte: su matrimonio o sus lealtades?
#2
A veces, besar a la Bestia no la convierte en Príncipe Azul, sino en un príncipe encantador al que quieres golpear...
Jules es un omega ordinario de diecinueve años de una familia perfectamente respetable. No es el más hermoso, ni el más inteligente, ni el más fuerte de los cuatro hermanos Blake. Y está bien con eso, de verdad. No es feo ni nada, pero según los estándares omega, no es nada especial. “Nada especial” describe toda la vida de Jules. Es absolutamente aburrido.
Entonces, cuando comienzan a suceder cosas extrañas en su casa, despierta la curiosidad de Jules. Hay una bestia en la mansión de la familia Blake; Jules está seguro de ello. A veces oye gruñidos y gritos provenientes del sótano, y los hombres que custodian la puerta parecen realmente aterrorizados.
¿Qué podría aterrorizar a los alfas adultos? ¡Jules tendrá que investigar!
Pero su investigación viene con sorpresas... como el efecto abrumador de la Bestia sobre la naturaleza omega de Jules. No significa nada. Por supuesto que no. Jules solo tiene curiosidad; eso es todo.
La curiosidad puede cambiar una vida, pero cuando te atrae un alfa salvaje cuyo rostro real ni siquiera has visto... ¿cambiará para mejor? ¿Y si la Bestia no es un príncipe azul sino un bastardo cínico y de corazón frío? Un bastardo que Jules todavía no debería querer, pero, lo quiere. Un bastardo del que Jules debería mantenerse alejado, pero no puede.
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